febrero 14, 2011

Adiós...

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
Quizas no he de olvidarte... Pero te digo adiós
No se si me quisiste... No se si te quería
O tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
Me lo sembré en el alma para quererte a tí.
No se si te amé mucho... No se si te amé poco,
Pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
Y el corazón me dice que no te olvidaré.
Pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
Tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
Mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós para toda la vida,
Aunque toda la vida siga pensando en tí.


Now Playing: "My Last Serenade" (Killswitch Engage)

febrero 10, 2011

Cuentos - Atrapados


Para empezar el blog, me gustaría publicar un cuento mío, hecho en la UIGV, en clases de Narrativa, con la gran maestra Carmen Castilla Mateo, a quien le debo la iniciación en mis momentos literarios...

ATRAPADOS

A la Lic. Carmen Castilla, por su enorme apoyo.

Cuando abrió los ojos, sintió un golpe fuerte en las sienes que no la dejaba moverse. Sin abrir bien los ojos, comprendió que ese día, por lo menos, no iba a ser bueno.

La ciudad de Viena, en Austria, apenas amanecía. Calles semidesiertas, ruidos vagos y uno que otro auto por ahí. Las casas olían a paz y sonaban a duchas, despertadores y teteras.

Ella seguía ahí, llorando y resistiendo los últimos embates de su ultrajador. Cuando la faena acabó, le secaron las lágrimas y le acomodaron las ropas. “Atiéndelos”, retumbó en el ambiente la misma voz que la atormentaba hacía ya 24 años.

Tomó al más pequeño de sus hijos, lo amamantó y lo cuidó, mientras los otros cinco todavía no lograban abrir los ojos, despegar los párpados para recrearse con el mismo ambiente.

“¡Pum!”. Se estremecía el suelo, todos ya habían despertado, algunos llorando, otros gimiendo. Los pasos de los hombres parecían pisadas de Vigilante, Babieca y Rocinante, atacando un reino. “Aquí… Abajo… Somos siete…”, lloró desesperada con un grito que se esfumó en la puerta, y recordó que alguna vez fueron ocho, hasta que la inocencia fue vencida por la malicia, el deseo y la muerte.

Al abrirse la puerta (ayudados de una pata de cabra y una gran e incontenible fuerza interior) los encontraron: todos fotofóbicos, desgreñados, como cegados por una luz interior y exterior, ávidos de brazos, agua y pan. El capitán de la policía no pudo evitar derramar una lágrima y decir: “¡Preparen todo! Hoy la sacamos señora, no se preocupe”.

La luz irradiaba la ciudad con una energía nunca antes vista; reverdecía el asfalto y se ensanchaba la vida. Finalmente, el capturador había aparecido y también había sido aprehendido. Las fuerzas de los niños flaquearon en un momento, pero se fundieron en un abrazo con su madre, con la sangre de su sangre.

Pero todos quedaron asombrados cuando, en el momento de reconocer al secuestrados de la mujer, ella misma pronunció la palabra que nadie se imaginó escuchar y se desmayó, siendo atendida por todos y curada de sus heridas… ¿La palabra? “¡Papá!”…

Now Playing: "Rose of Sharyn" (Killswitch Engage)

Probando el Blog: The Big Bang Theory