febrero 14, 2011
Adiós...
febrero 10, 2011
Cuentos - Atrapados
ATRAPADOS
Cuando abrió los ojos, sintió un golpe fuerte en las sienes que no la dejaba moverse. Sin abrir bien los ojos, comprendió que ese día, por lo menos, no iba a ser bueno.
Ella seguía ahí, llorando y resistiendo los últimos embates de su ultrajador. Cuando la faena acabó, le secaron las lágrimas y le acomodaron las ropas. “Atiéndelos”, retumbó en el ambiente la misma voz que la atormentaba hacía ya 24 años.
“¡Pum!”. Se estremecía el suelo, todos ya habían despertado, algunos llorando, otros gimiendo. Los pasos de los hombres parecían pisadas de Vigilante, Babieca y Rocinante, atacando un reino. “Aquí… Abajo… Somos siete…”, lloró desesperada con un grito que se esfumó en la puerta, y recordó que alguna vez fueron ocho, hasta que la inocencia fue vencida por la malicia, el deseo y la muerte.
Al abrirse la puerta (ayudados de una pata de cabra y una gran e incontenible fuerza interior) los encontraron: todos fotofóbicos, desgreñados, como cegados por una luz interior y exterior, ávidos de brazos, agua y pan. El capitán de la policía no pudo evitar derramar una lágrima y decir: “¡Preparen todo! Hoy la sacamos señora, no se preocupe”.
La luz irradiaba la ciudad con una energía nunca antes vista; reverdecía el asfalto y se ensanchaba la vida. Finalmente, el capturador había aparecido y también había sido aprehendido. Las fuerzas de los niños flaquearon en un momento, pero se fundieron en un abrazo con su madre, con la sangre de su sangre.
Now Playing: "Rose of Sharyn" (Killswitch Engage)